Por Roberto Vega Andersen
El mundo está patas para arriba. Las guerras, el clima, los conflictos sociales, el riesgo de un ciberataque o, por qué no, la amenaza de la Inteligencia Artificial descontrolada, ponen en alerta a todos los gobiernos. En Europa y en noviembre pasado, las naciones nórdicas próximas a Rusia enviaron cartillas con instrucciones para la población ante eventuales crisis y ya se anunció una medida similar en Francia. Se trata de un sintético manual de supervivencia preparando a la población. A la par aumentan su arsenal bélico.
Para quienes vivimos al Sur del Sur, estas advertencias suenan lejanas, aunque el desastre natural padecido en Bahía Blanca y ciudades vecinas días pasados ponen en alerta y despierta las alarmas. Inclusive, con el mundo interconectado como estamos hoy, lo que acontece en el Norte nos implica de uno u otro modo.
Y en nuestra región cargamos con conflictos propios, en ocasiones tan exacerbados por las políticas públicas que, el peor escenario sería el de hacer oídos sordos a tamañas señales.
Las ciencias y la cultura en general deben ser tenidas en cuenta; acallar sus voces cuando resultan disonantes es una práctica corriente en la dirigencia política, sin advertir que en numerosas ocasiones matan al cartero porque, saben, les trae malas nuevas...
Desde nuestras páginas pretendemos reflexionar sobre estos escenarios, transitamos por rutas diversas y buscamos el acompañamiento de lectores curiosos y comprometidos. Lo hacemos desde el arte, las letras, los oficios y la historia guiados por voces destacadas en cada disciplina.
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