La colección de Victoria Aguirre

El Museo Victoria Aguirre a plena página en el diario La Nación, del domingo 5 de junio de 1927.


Bargueño de pie de puente. España. Siglo XVI. Ex colección Victoria Aguirre. Apreciamos su imagen en reportaje fotográfico realizado por el matutino porteño previo a la subasta realizada en 1927. Fotografía: Nicolás Vega.


Guillermo Palombo

 

Miembro Emérito del Instituto Argentino de Historia Militar, integrante del Grupo de Trabajo de Historia Militar de la Academia Nacional de la Historia, Académico Correspondiente de la Academia Sanmartiniana y del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, ex presidente del Instituto de Estudios Iberoamericanos.

 

Su producción impresa sobre diversas disciplinas (libros, folletos, capítulos en obras colectivas, artículos en revistas especializadas y diarios) supera los 300 títulos.


Por Guillermo Palombo *

La mujer

 

Victoria Aguirre nació en Buenos Aires el 13 de 1860. Hija de Manuel Alejandro Aguirre y Mercedes Anchorena, fue la penúltima de ocho hermanos, uno de los cuales fue el escultor Manuel Juan José Aguirre.

 

Retrato de estudio de Victoria Aguirre. Sin referencias de autoría.


Aficionada a la música y a las artes plásticas. Además de sus frecuentes viajes a Europa, su interés por la cultura sudamericana la condujo a financiar y acompañar expediciones a Bolivia y Perú en búsqueda de yacimientos arqueológicos y contribuyó con la adquisición de piezas para museos nacionales y extranjeros. Le interesaban las excursiones turísticas, como las que hizo al Paraguay. En 1900 realizó una de las primeras excursiones a la zona del Iguazú y aportó una importante suma de dinero para abrir un paso terrestre que permitiese a los visitantes acceder a las cataratas [1]. Y en la década de 1910 realizó un viaje en automóvil de Buenos Aires a Bariloche acompañada por su hermana Rosa y su primo Aarón de Anchorena, por caminos de tierra y difícil circulación. Como fotógrafa aficionada registró personalmente muchas de estas travesías, y algunas de sus tomas vieron la luz en la revista Caras y Caretas [2]. 


Su compromiso social en favor de los necesitados se materializó en sus donativos a la Sociedad de Beneficencia de la Capital, que integró desde 1902, a la que contribuyó año a año para sostener sus obras, entre las que se destaca la donación de $100.000 en 1919 para la construcción del pabellón de maternidad en el Hospital Vicente López y Planes, en General Rodríguez, especializado en Tisiología, con escaleras de mármol de Carrara y paredes de 80 centímetros de espesor, en un bosque de 150 hectáreas parquizado por Carlos Thays, que es hoy un hospital público.


También en forma particular –muchas veces anónima- dispensó ayuda económica para niños, escuelas, asilos, hospitales, colonias de vacaciones, museos, bibliotecas, laboratorios, entidades deportivas (como el CASI en San Isidro), artistas (como Benito Quinquela Martín) y universitarios de escasos recursos. A todos extendía su mano generosa.


La casa museo sobre la Diagonal Sur


Vivió sola, con su padre ya mayor, en la quinta de San Isidro que es hoy el Museo Pueyrredon. Fallecido su progenitor, después de la demolición de su casa paterna en la capital federal, en Bolívar y Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen), con motivo de la traza de la Diagonal Sud, en 1911 encargó a Walter B. Bassett-Smith y Bertie Hawkins Collcutt, arquitectos ingleses afincados en Buenos Aires, que proyectaran un edificio para erigirlo en el lote remanente de la demolición, es decir frente a la nueva Diagonal Sur, en la llamada “cuatro esquinas”, actualmente en calle Hipólito Yrigoyen esquina Diagonal Roca, que hoy forma parte de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires que funciona en el contiguo Palacio Ayerza. 


El nuevo edificio, de siete plantas, comenzó a construirse en 1912, y terminado en 1915 fue habitado por su propietaria a fines de este último año o a comienzos del siguiente. Con la característica apariencia de un edificio de renta de la época, la planta baja y el entrepiso estaban ocupados por locales comerciales. Victoria se instaló en los tres primeros pisos; la planta principal, o primer piso, contenía un hall circular con cúpula, con una gran escalera central de roble, un salón georgiano destinado a biblioteca y el comedor. En el segundo piso se encontraba el aposento principal y diversas salas, y el tercero estaba destinado a vivienda de los empleados y servicio, cocina, antecomedor y una sala en la esquina para uso exclusivo de la propietaria. El cuarto y quinto piso, con acceso directo desde la calle, se cree pudiera haber sido destinado a su alquiler. Pero en el quinto, Victoria disponía para su uso exclusivo un mirador, conocido como Torre Circular, originalmente destinado a jardín de invierno, a la que hoy le falta una linterna que coronaba la cúpula.


Los interiores fueron realizados por una firma de origen británico, destacando una gran escalera central de roble, boiseries de nogal italiano del comedor y las salas de recepción que recrean la elegante atmósfera georgiana. 


Las colecciones


En la planta del primer piso se exhibía parte de las colecciones formadas por Victoria Aguirre. En el segundo piso estaba la sala dedicada al Virreinato en la cual podía verse, entre otras valiosas piezas, un estandarte inca; la habitación privada de la propietaria con muebles y adornos del siglo XVIII, y en un salón con chimenea se exhibían en el interior de vitrinas, peinetones, abanicos, platería y otros objetos que habían pertenecido a Manuelita Rosas, que Victoria había comprado en Londres por 220 libras a Manuel Terrero, nieto del exiliado. En la torre circular del quinto piso se exhibían muebles de las misiones jesuíticas y un bargueño del Alto Perú. La colección también incluía figuras de cera que Victoria había mandado confeccionar, ataviadas como damas de antaño con valiosos vestidos y rostros conocidos, como en su momento había puesto de moda Madame Tussauds.


La colección incluía numerosos cuadros europeos, esculturas, muebles y variados objetos desde cristales hasta platería.


Destacábanse cuadros de artistas ingleses como Joseph Turner, Thomas Gainsborough y John Constable; franceses como J. B. Camille Corot, León L'Hermitte y Charles Jacque; españoles como Eugenio Lucas, Mariano Fortuny, Ignacio Zuloaga (un "Retrato" de maja) y Joaquín Sorolla ("Procesión en la Catedral de Burgos"), además de un conjunto de obras italianas, holandesas y argentinas, junto a obras anónimas.


Bronces franceses y argentinos; pastilleros y miniaturas; peinetones de carey; abanicos, muebles ingleses y franceses; cristales de roca; muebles y objetos de laca japonesa; piezas chinescas de porcelana, cristal, laca, jade y lapizlazuli; objetos de oro y plata; relojes y esmaltes. Esculturas; porcelanas y cristales; vidrios romanos y figuras romanas, griegas y egipcias; marfiles; arañas, lámparas y candelabros; alfombras persas y coloniales; hierros. Antigüedades americanas; muebles coloniales, españoles y portugueses; platería; un conjunto de 34 mates de plata o con soporte de ella; y 10 sahumadores; objetos coloniales; cuadros y espejos coloniales; otros muebles y piezas de plata; objetos de metal; pieles; telas y almohadones; objetos porteños, otros cristales y porcelanas; baúles y más.


Victoria practicó la costumbre inglesa, que conoció en su infancia transcurrida en Londres, de abrir al público sus colecciones, generalmente los domingos.


Las donaciones


Además de los frecuentes viajes a Europa, su afán por descubrimientos y su genuino interés en las diversas culturas sudamericanas la condujeron a financiar y acompañar expediciones a Bolivia y Perú en búsqueda de yacimientos arqueológicos.


En Buenos Aires, donó al Museo Etnográfico en 1912 y 1920 un total de 31 piezas originarias de los pueblos del Gran Chaco y de los Andes Meridionales, y dos magníficos trajes ceremoniales completos de Sucre, usados en las procesiones del Corpus Christi


Distintas imágenes de la Sala de Modas “Victoria Aguirre” reproducidas en el Catálogo del Museo Colonial e Histórico de Luján, edición 1933-34.


Al Museo de Luján, que formaba por entonces don Enrique Udaondo, durante octubre y diciembre de 1925 Victoria hizo trasladar sus veinte figuras de cera, representando a damas a las que vistió y acondicionó con trajes y alhajas auténticas de su colección. Con esos maniquíes ataviados, Udaondo formó dos salas evocativas de los salones porteños, una representando la sociabilidad del romanticismo de 1830 -la escena reproducía el encuentro celebrado en el salón de los Escalada que había llevado a la piedra litográfica Enrique Pellegrini-, cuyo máximo expo­nente era la tertulia y el otro situado en los años de 1850-1860 y referido a la moda de aquellos años, mostraba como figura central a una novia que había traído su traje desde Europa. Ambas salas fueron inauguradas el 20 de diciembre de 1925 [3].


El Museo Histórico Provincial de Luján posee 29 objetos históricos donados directamente por ella, 38 por sus herederos y 11 provenientes de su colección. La mayor parte son objetos que pertenecieron a Juan Manuel de Rosas y a su hija Manuelita. También recibió el bastón del paraguayo Carlos Antonio López y una capa manteleta de terciopelo marrón perteneciente a la familia Dávila de La Rioja.


Destino de la colección y de la casa museo


Cuando se encontraba en París, Victoria sufrió un ataque de apoplejía. En el verano de 1927 fue llevada a Mar del Plata y murió en Buenos Aires el 16 de marzo de ese año, en el domicilio de su inseparable hermana Rosa, fallecida dos días antes, sito en Avenida Quintana 161 (hoy sede del Centro de Oficiales de las Fuerzas Armadas).


Udaondo, ese mismo mes de marzo impuso el nombre de la donante a la sala de modas de 1830 del Museo de Luján.


En junio, José Antonio Pérez Valiente de Moctezuma desde las páginas de La Nación, daba a conocer valiosas piezas de la colección [4], cuya venta dispusieron los herederos, a cuyo fin el mencionado anticuario clasificó 1648 piezas y confeccionó el catálogo impreso en los talleres de la casa Jacobo Peuser Limitada en septiembre, con el título Museo Victoria Aguirre [5]. Se trata de un volumen de 299 páginas, en una tirada de mil ejemplares, 30 de ellos especiales, con vistas fotográficas tomadas por Melitta Lang [6].


Por pedido expreso de Victoria los bienes de la sala Rosas de su museo particular debían subastarse individualmente, sin respetar el criterio de colección previa.


En ese mismo mes de septiembre se realizó la subasta de los bienes de la casa museo y muchas piezas pasaron a integrar el patrimonio de otras colecciones, como las de Luis García Lawson y Gustavo Muniz Barreto.


La propiedad fue heredada por Enriqueta Lynch de Aguirre, quien la poseyó hasta su muerte, en 1936. En 1938 fue adquirida de sus herederos por la Municipalidad de Buenos Aires y hoy es propiedad de la Legislatura de la Ciudad. El inmueble, donde se han distribuido algunos despachos y áreas administrativas, fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2011.


Notas:

[1]. En Caras y Caretas núm. 191, del 31 de mayo de 1902, leemos: «De pronto y en el punto en que las tres naciones se aproximan -el Brasil, Paraguay y la Argentina- aparece el Iguazú, cuyas aguas cristalinas se diría que resisten a mezclarse con las del Alto Paraná. A un kilómetro de la confluencia está Puerto Aguirre, término del viaje por vapor, con sus caseríos disersos sobre la baranca (sic) ondulada en medio de una vigorosa vegetación. De allí arranca la espléndida avenida Aguirre de 22 kilómetros de largo por 20 metros de ancho, cortada en el centro mismo del monte virgen [...] Dicha hermosa avenida [...] ha sido dedicada a la señorita Victoria Aguirre, quien, en un viaje que hizo al Iguazú, y entusiasmada por la esplendidez de aquellos parajes, donó los primeros fondos necesarios para la apertura de la avenida [...]»

[2]. Así lo indica esta publicación, por ejemplo, en su núm. 101 del 8 de septiembre de 1900 (ilustrando «La excursión al Iguazú»), en el núm. 202 del 16 de agosto de 1902 y en el núm 466 del 7 de septiembre de 1907 con la vista del altar de la iglesia de Caacupé.

[3]. Mercedes Moreno, conocida cronista social de la época que firmaba sus colaboraciones con el seudónimo La Dama Duende, dedicó dos notas con su impresión del traslado de los maniquíes de la colección de Victoria Aguirre al Museo de Luján, la primera de ellas en su sección «Notas Sociales» de Caras y Caretas núm. 1414 del 7 de noviembre de 1925, y la segunda titulada «Una evocación del pasado. Nota sobre los maniquíes históricos del Museo de Luján», en Plus Ultra n° 117, del 31 de enero de 1936.

[4]. Antonio Pérez Valiente de Moctezuma, «El Museo Victoria Aguirre», en La Nación, Buenos Aires (suplemento al núm. 20.021 del 5 de junio de 1927), tomo IV, núm. 101, p. II, col. 1 a 5.

[5]. Museo Victoria Aguirre: Colecciones de Arte. Nordiska Kompaniet, Florida 101. Buenos Aires, 1927. 302 págs. con fotografías.  

[6]. Nota del editor: de acuerdo con la información consultada, este es un dato hasta aquí desconocido; de interés para la historia de la fotografía en Argentina. Sobre esta autora, rescatamos los datos reunidos por Alejandra Niedermaier quien refiere que Me­lit­ta Lang, oriun­da de Aus­tria, lle­gó a Bue­nos Ai­res el 24 de no­viem­bre de 1919 a bor­do del bu­que Fri­sia. Me­lit­ta y en la década de 1920 abrió su es­tu­dio en Pam­pa y Av. Ca­bil­do, vi­si­ta­do por una gran can­ti­dad de in­mi­gran­tes ale­ma­nes y aus­tría­cos. Tra­ba­ja­ba con ne­ga­ti­vos de 18 x 24 cm, los que co­pia­ba por con­tac­to. Du­ran­te 1927 tu­vo co­mo alum­na a An­ne­ma­rie Hein­rich. In­cur­sio­nó en el bro­mó­leo. Con seis tra­ba­jos rea­li­za­dos con esa téc­ni­ca se pre­sen­tó en el Pri­mer Sa­lón In­ter­na­cio­nal de Fo­to­gra­fía en 1930. Apro­xi­ma­da­men­te a los 45/50 años de edad se ra­di­có en Vi­lla Ge­ne­ral Bel­gra­no, pro­vin­cia de Cór­do­ba, donde ins­ta­ló un ne­go­cio de re­ga­los y falleció en esa lo­ca­li­dad (Alejandra Niedermaier, La mujer y la fotografía: un juego de espejos constitutivos de identidad y de historia, en Fernado Guzmán, Gloria Cortés y Juan Manuel Martínez (compiladores), Arte y crítica en Iberoamérica. Jornadas de Historia del Arte en Chile, Santiago de Chile, RIL editores, 2004, p. 339, y de la misma autora La mujer y la fotografía. Una imagen espejada de autoconstrucción y construcción de la historia, Buenos Aires, Editoril Leviatán, 2008, p. 39)


* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios



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