Negros en ceremonia.
Óleo sobre cartón, Firmado abajo y a la izquierda “P. Figari”. Medidas 48 x 62 cm. Al dorso, tres etiquetas, una de ellas con la leyenda “Ministerio de Instrucción Pública. Comisión Nacional de Bellas Artes. Exposición Pedro Figari, 1945. (Mecanografiado) 2.- Ciclo. Negros en ceremonia. Pedro Figari”. Obra enmarcada, en excelente estado.
Cuatro mujeres y tres hombres afrodescendientes en procesión. Ellos llevan largas galera y levita, donde esconden la mano derecha, a la altura del pecho. Ellas, completamente cubiertas, visten túnicas hasta los pies, cofias y sobre éstas, velos. Aunque sus trajes son coloridos, lejos están de la estridencia de los utilizados durante el carnaval o el candombe. Avanzan hacia una ceremonia religiosa por las calles coloniales. Lucen una medalla al pecho, seguro indica su pertenencia a alguna de las cofradías activas en Montevideo. Detrás, las vecinas observan curiosas, la misma actitud que muestra el perrito en primer plano.
Esta pintura, siempre titulada Negros en ceremonia, fue exhibida en 1945 en la “Exposición Pedro Figari 1861 - 1938”, organizada por la Comisión Nacional de Bellas Artes, en Montevideo. La encontramos en el catálogo bajo el número 367. Más adelante, ya en Buenos Aires, se exhibió en el “Homenaje a Pedro Figari en el XXº aniversario de su fallecimiento (1938 - 1958)” realizado en las Galerías Witcomb de calle Florida, donde fue adquirida en ese último año. Y formando parte de una colección argentina, fue prestada en 1961 al Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires para integrar la exhibición “Pedro Figari. 1861 - 1961”, catalogada allí bajo el número 4.
Figari encarnó la figura del artista equilibrado entre la vanguardia, la modernidad y la tradición. Escribió Marcelo Pacheco que “Figari era el modelo de la elite progresista, un pintor nacional y americano” quien “(…) ensayaba el imaginario criollo de las pampas, caballos, gauchos, recuerdos coloniales, candombes. Eran memorias ilusorias de un pasado con aires de presente, actualizado en un lenguaje moderno, desplegado en miles de cartones pintados en el taller” (1). Dentro de sus búsquedas históricas y costumbristas, sus escenas con los negros rioplatenses le valieron su mayor fama. Sobre su tono simple, quizás caricaturesco, escribió Jorge Luis Borges en 1930: “La misma brevedad de sus telas condice con el afecto familiar que las ha dictado: no sólo en el idioma tiene connotación de cariño el diminutivo. Esa, también, puede ser la íntima razón de su gracia: es uno de los riesgos generosos de la pasión el bromear con su objeto, y es modestia del criollo recatar en burla el sentir. La publicidad de la épica y de la oratoria nunca nos encontró; siempre la versión lírica pudo más. Ningún pintor como Figari para ella. Su labor -salvamento de delicados instantes, recuperación de fiestas antiguas, tan felices que hasta su pintada felicidad basta para rescatar el pesar de que ya no sean, y de que no seamos en ellas- prefiere los colores dichosos”. (2).
En el catálogo de la exposición “Suite para Figari. Pintura, música, danza: narrativa de la identidad”, se ocupa de estas obras al referirse al abordaje de la música en las creaciones del artista uruguayo: “Pinta también aparatosos músicos en procesiones religiosas (...) integrados al paisaje suburbano”. (3)
Pedro Figari (Montevideo, 1861 - 1938) fue un pintor, diseñador, abogado, educador, escritor y político uruguayo. Aunque se dedicó de lleno a la pintura recién a sus sesenta años, luego de su separación, su figura se yergue como uno de los artistas más importantes de la pintura latinoamericana. Estudió derecho y se destacó en su profesión de abogado. En 1886, en plena luna de miel en Europa se despertó en él esta pasión artística. De regreso en Montevideo, si bien su labor como abogado, diputado y periodista ocupó la mayor parte de su tiempo, siempre se mantuvo cercano a las artes plásticas. En 1910 propuso una reforma de la Escuela Nacional de Artes y Oficios con un espíritu innovador, buscando integrar el arte y la artesanía, y en 1915 fue designado director de la misma.
En 1921 se radicó en Buenos Aires. Realizó su primera exposición en la galería Müller. Desde entonces se vinculó a la modernidad artística e intelectual de nuestra ciudad, en franca relación con Manuel J. Güiraldes y Alfredo González Garaño, y colaborando en publicaciones tales como Proa, Valoraciones y Martín Fierro. Fue uno de los socios fundadores de la Asociación Amigos del Arte, donde exponía y comercializaba su pintura. Precisamente, fueron las ventas concretadas allí las que en gran medida le permitieron sostenerse económicamente durante su larga permanencia en París. Para entonces su obra integraba ya las colecciones de Francisco Llobet, Enrique Larreta, Alejandro Shaw, Gustavo Pueyrredón, el Jockey Club, Minga Arteaga de Maupas, además de la de los citados Güiraldes y González Garaño. Vivió nueve años en París, luego en Londres, en Sevilla -donde obtuvo la Medalla de Oro en la Exposición Iberoamericana de 1930-, y finalmente regresó a Uruguay en 1933.
Notas:
1. Marcelo E. Pacheco, Historia cronológica de Amigos del Arte: 1924-1942. Patricia M. Artundo y Marcelo E. Pacheco (dir.), Asociación Amigos del Arte 1924-1942, cat. exp. Buenos Aires, Malba- Fundación Costantini, 2008, p. 187.
2. Borges, J. L., Revista Criterio, año 1, vol. 2, no. 3, Bs. As., Septiembre de 1928. “Página relativa a Figari”. pág. 406-407. Leída con motivo de la inauguración de la exposición de cuadros de P. Figari, realizada en el “Connivo” de los Cursos de Cultura Católica. Vuelto a publicar en Figari. Editorial Alfa, Buenos Aires 1930.
3. Suite para Figari. Pintura, música, danza: narrativa de la identidad, Montevideo, Museo Figari, 2012, p. 55.
AUTOR/A | PEDRO FIGARI |
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LOTE | 8 |
PRECIO BASE | U$S 28000 |
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