La fiesta popular. México. Circa 1950.

Gelatina de plata, medidas 16,7  x  11,4 cm. Detrás, el sello húmedo del autor, oval: “NACHO LÓPEZ MÉXICO D. F”.

Desde tiempos inmemoriales los fuegos artificiales y los “cuetes” -así llamados en México- fueron un elemento básico de alegría y emoción en las fiestas cívicas o religiosas y lo siguen siendo hoy en las mismas tradiciones de las culturas occidentales como las del mundo oriental. Los gremios de coheteros de la colonia organizaban los “castillos” festivos que convocaban al pueblo o inclusive preparaban durante el año los carruajes y monumentos que serían incinerados como sucede actualmente con las “fallas” valencianas. En todo México, motivo de diversión popular, esta costumbre se mantuvo vigente desde los tiempos virreinales y sorteando prohibiciones e incendios accidentales; para algunos se trataba de una profesión y para todos, de un motivo de alegría. La cámara de Nacho López registra en las caras y gestos de aquellos niños la emoción, sorpresa y gozo en un caos de luces y sombras. 

Ignacio López Bocanegra (1923-1986), Nacho López, fue el fotógrafo del México profundo de las comunidades indígenas, de los sectores populares y de sus tradiciones, hábitos y costumbres. Fotoperiodista, desde una posición independiente realizaba sus ensayos fotográficos que se publicaban en los medios nacionales, como las revistas Hoy, Mañana y Tiempo. En su evolución como fotógrafo, se convirtió en un eximio cronista urbano, exploró y retrató la mexicanidad desde lo cotidiano, con ensayos cargados de su particular mirada, como lo fueron “México: dolor y sangre, pasión y alma”, y “México místico”. Su fotografía se muestra artística, pero no de un modo solemne, sino lúdico. 

EMM