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TEXTILES

Faja de laboreo andino. Etnia aymara. Bolivia. Principios del siglo XX.

Esta pieza tan especial ha sido tejida con lana de oveja hilada y torcida manualmente con huso, teñida con colorantes vegetales. Proviene de la comunidad aledaña al gran complejo arqueológico de Tiwanaku (nombre y grafía otorgados en el año 2000 por la Unesco al declararlo Patrimonio de la Humanidad). La población conserva el mismo nombre y pertenece al Departamento de La Paz, a veintiún kilómetros al sur del lago Titicaca. 


Medidas. Largo: 180 cm. Ancho: 6 cm.


La técnica utilizada es la de laboreo andino de faz de urdimbre complementaria o de doble faz, (la más compleja de su universo textil) tejida en telar de cintura. Sus motivos ornamentales varían desde lo geométrico, con los escalones, las grecas y los zigzag de notable tradición incaica, a lo religioso como la estrella, hasta lo fitomorfo, como la flor de la papa, del repertorio quechua-aymara. Como digno marco, los bordes laterales finamente laboreados, brindan a los dibujos un detalle de distinción, junto a los flecos trenzados de sus extremos.

 

Por causas aún en discusión, la cultura tihuanacota colapsó alrededor del siglo XII -tras casi tres mil años de existencia- en forma cuasi repentina, pero su impronta fue asimilada por los incas que bajo el reinado de Pachacútec integraron su territorio al Tahuantinsuyo.


“(…) en tiempos prehispánicos era prenda exclusiva de las mujeres. Posiblemente la faja fue usada por los hombres tan solo desde el siglo XVIII, por influencia de la vestimenta española y a raíz de la prohibición de usar trajes indígenas emitida después del levantamiento de 1781. El nombre aymara de faja es huaca y el quechua chumpi.  (…) Los diseños copian motivos de la naturaleza, tanto vegetales (fitomorfos), como animales terrestres (zoomorfos) y aves (ornitomorfos), pero también tienen ornamentos geométricos figurativos e imágenes humanas (antropomorfos). (…) Como todas las técnicas textiles, los tejidos complejos de doble faz, tanto el tubular como el de laboreo con urdimbres complementarias, nacieron en esta zona y se extendieron más tarde por el corredor andino hasta asentarse en el sur chileno y cruzar los Andes para ser ejecutadas por mapuches y pampas en nuestro territorio.” (1)

 

A lo largo de esta pieza podemos encontrar en su diseño todo un documento de la influencia de los incas en esta comunidad firmemente ligada a la cultura aymara.

 

Cabe consignar que, por razones del desgaste debido al uso a lo largo de un siglo, los atadores de los extremos no son los originales, sino que han sido reemplazados durante la década de 1980 por copias fieles tejidas ad hoc.

 

Nota:

1. Enrique Taranto - Jorge Marí, Textiles de Uso Tradicional. Buenos Aires, Ed. Asoc. Criolla Argentina, 2001, p. 101.




S.O.XXXI - LMM

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