Tamara de Lempicka y su redescubrimiento

Tamara de Lempicka, Autorretrato en un bugatti verde, una de sus obras más célebres. Óleo sobre tabla pintado en 1929.



Tamara de Lempicka, Retrato de Romana de la Salle, de 1928. Fue vendido en 2022 por 12 millones de dólares.



Jóvenes mujeres, magnífica pintura de Tamara de Lempicka realizada hacia 1930.



Sonia Decker


Directora de CONSULTART/dgb, consultora con más de treinta años de actuación en el mercado de arte local. 


Licenciada en Publicidad (USAL). 


Fue Perito judicial en Arte, y Profesora de “Mercado del Arte” en las Universidades del Salvador y del Museo Social Argentino.


Integró el grupo fundacional del Museo de Arte Tigre, teniendo a su cargo la adquisición de las obras de su colección permanente.


Artista pintora, ha realizado sus últimas muestras individuales en las galerías VYP, Arroyo y Librería Menéndez.


Por Sonia Decker *

Es significativo y muy gratificante ver cómo han proliferado a nivel internacional grandes muestras de artistas un tanto olvidadas o algo ignoradas en su pasaje por el mundo del arte.

En abril de 2024, fue inaugurada en una sala del palacio Vergara de Viña del Mar en Chile, una extraordinaria muestra de cajas/objeto de Elisa Bindhoff, la última esposa del fundador del Surrealismo, André Breton.


En enero de este año, el museo Thyssen Bornemisza de Madrid, organizó una muestra de la pintora Gabriele Münter nacida en Berlín, cofundadora del grupo neo expresionista alemán «El Jinete azul». Dada la época y la estrecha relación que la unía con Vasily Kandinsky, su alumna y pareja, siempre fue relegada a un segundo lugar. Ejemplo reiterado en varias ocasiones a lo largo de la historia, y cuya tendencia ha ido desapareciendo de manera significativa.


Elisa Breton en su estudio de Paris, fotografiada por su marido André Breton. [Gentileza André Breton, DR & Association Atelier André Breton]


No es exactamente el caso de Tamara de Lempicka, quien fue reconocida mientras duró su excitante vida. Sufrió tal vez el olvido en algunos momentos, pero ahora llegó de la mano de la historiadora del arte Gioia Mori, una de las principales investigadoras de su producción artística junto a Furio Rinaldi, la posibilidad de revalorizar su obra en una excelente muestra inaugurada recientemente en el Museo Young de San Francisco.

 

Con motivo del aniversario número 45 de su muerte, dicho Museo ha organizado esta primera gran retrospectiva sobre Tamara de Lempicka, la más completa realizada hasta hoy sobre la artista, que ofrece una nueva visión sobre su obra y su legado artístico a través de unas 150 obras. Entre ellas, se presentan dibujos raramente vistos, naturalezas muertas de sus primeros años en París, interiores domésticos y una selección de objetos, esculturas y vestidos Art Déco, que muestran de manera muy completa, el contexto de la época en la que vivió.


Tamara de Lempicka, cuyo nombre era Tamara Rosalía Gurwik-Górska [Varsovia, Polonia, 16 de mayo de 1898 - Cuernavaca, México, 18 de marzo de 1980], nació en un ambiente de lujo y abundancia en el seno de una acaudalada familia judía. Fue educada en un entorno femenino por su madre, su abuela y su tía. Durante su infancia viajó, tomó lecciones de arte y aprendió idiomas, transformándose en una adolescente culta y refinada.  

 

Pasó el invierno de 1911 en Italia con su abuela, viaje en el que descubrió su pasión por el arte renacentista italiano, que predominará en sus trabajos principalmente hasta los años veinte y treinta.

 

En 1912, sus padres se divorcian y Tamara se muda con su tía Stefa a San Petesburgo. Se trataba de una mujer bien acomodada en la sociedad rusa y sumamente vinculada. Cuando su madre se casa por segunda vez, la joven decide irse a vivir por su propia cuenta, algo inusual para esa época.

 

Gracias a los contactos de su tío, conoce al abogado polaco Tadeusz Lempicki con quien se casa en 1916. Llevan una vida fastuosa hasta octubre de 1917 cuando estalla la Revolución. Su marido fue encarcelado por los bolcheviques, y Tamara logra sacarlo de prisión con la ayuda del Cónsul sueco, trasladándose ambos a Copenhague. Posteriormente se dirigen a Londres y finalmente a Paris, donde nació su única hija Kizette.

 

Si bien pasaron algunos momentos difíciles económicamente, decide comenzar sus estudios de pintura primero con Maurice Denis en la Académie Ranson, y posteriormente fue discípula de André Lhote en la Académie de la Grande Chaumiere. Como todos los alumnos de este último, recibió del maestro el poderoso mandato del «retorno al orden», a raíz del impacto que provocaron las vanguardias de principio de siglo y las consecuencias provocadas por la Gran Guerra que sacudieron los cimientos de la cultura europea. Lempicka aprendió a fusionar en este reconocido taller los elementos propios de la abstracción cubista, rompiendo al mismo tiempo con la perspectiva convencional de la figuración clásica.

 

Sus primeras obras representaban a su hija Kizette y a sus vecinos, así como varios retratos. Vendió estas piezas a través de la Galería Colette –Weil, lo que le permitió exhibirlas por primera vez algunos meses después en el Salón de Otoño de París de 1922, logrando cierta popularidad.

 

En 1927, Lempicka gana su primer premio importante con «Kizette en el balcón», en la Exposición Internacional de Bordeaux. La figura de su hija ocupa todo el plano bidimensional de la pieza, realizada en gran tamaño y con sus habituales posturas que aparecen casi forzadas en un espacio que les resulta pequeño. Volúmenes pronunciados, colores intensos que evocan al Renacimiento italiano, una técnica pulcra sin veladuras sutiles, líneas muy marcadas, ciertas reminiscencias cubistas que aparecen principalmente en los escasos rincones de fondo restantes, pero con un sello absolutamente original. «Entre cien cuadros, los míos se distinguen» dijo en alguna oportunidad.

 

Si hacemos un pequeño paréntesis en la biografía de la artista y nos remitimos a los precios de mercado de Lempicka, esta obra a la que hicimos referencia fue vendida en Sotheby´s New York, en 2024, en la suma de 12.500.000 dólares.

 

En 1929 se divorcia de Tadeusz y ése mismo año conoce al barón húngaro Raoul Kuffner de Diószegh [1886-1961], un coleccionista de su obra. Su departamento en la rue Méchain adquiere cierta fama dentro del círculo de la alta burguesía parisina.

 

Es en este momento cuando pinta una de sus obras más famosas «Autorretrato en Bugatti» para la portada de la famosa revista de moda alemana «Die Dame». El cuadro la muestra al volante de una Bugatti de un verde muy intenso y particular, ataviada con casco de cuero y guantes, y rematando la vestimenta con una bufanda gris. Una figura dotada de fría belleza, independiente e inaccesible. En esta obra, Lempicka recuerda la trágica muerte de la bailarina estadounidense Isadora Duncan, que falleció estrangulada cuando el largo chal que la envolvía se enredó en las ruedas de su Bugatti. Seguramente Tamara utilizó la comparación para resaltar el auge de las industrias mecanizadas, el lujo de un automóvil único que representaba al mismo tiempo la emancipación de la mujer, y tal vez algún misterio insondable de su posicionamiento frente a la muerte.  


Su arte mezcla la abstracción y la geometría modernas del cubismo con el realismo tradicional, creando composiciones dramáticas con las que pretendió capturar la esencia de una era, pero con la eternidad de las formas clásicas.

 

La combinación de diversas influencias artísticas en Europa durante el período de entreguerras, constituye la esencia de un lenguaje visual único propio de Lempicka.

 

Sus retratos de mujeres esculturales, aristocráticas y frías se han convertido en sinónimo de la ferocidad y la decadencia del París de los años 20. Lempicka desarrolla un realismo geométrico muy particular que, a pesar de mostrar una rigidez muy austera, insuflaba una cierta dosis de humanidad en sus personajes.


Maternidad, pintado en 1928.


Volviendo por un instante a las reglas del mercado, un «Retrato de Romana de la Salle», fue vendido en Sotheby´s de New York en 2022, en 12.000.000 de dólares. Cifras nada despreciables a la hora de establecer valores internacionales.


Viajó por primera vez a Estados Unidos en 1929 con la idea de pintar varios retratos de importantes personalidades. El dinero que percibió, fruto de estos encargues, lo pierde con el colapso de la crisis de ése mismo año. Fue en este momento que la «moda» del Art Decó y todo lo relativo al mundo del arte quedó sepultado frente a la gran crisis económica global. A pesar de todo, su carrera continuó con algunos éxitos. En 1932 viaja a España y retrata al Rey Alfonso XIII y a la Reina Isabel de Portugal.


En 1933 viaja a Chicago y expone junto a Georgia O´Keefe, Santiago Martínez Delgado y Willem de Kooning.

 

Ese mismo año, muere la esposa del barón Kuffner lo que motivó a que Tamara no tardara en casarse con él.

 

En el invierno de 1939, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial Lempicka y su marido se mudan a Estados Unidos, estableciéndose primero en Los Ángeles, y más tarde en Beverly Hills, California. Realizó algunas exposiciones que no obtuvieron el éxito esperado y finalmente en 1943 se instalan en Nueva York.

 

En los años de la posguerra continuó con su frenética vida social, pero tenía menos encargues para realizar sus reconocidos retratos. Su estilo «Art Decó» lucía anticuado frente a la arrasadora aparición del expresionismo abstracto norteamericano. Pretendió extender su temática realizando bodegones y otros trabajos con espátula dejando de lado su esencia como pintora de suaves pinceladas definidas que conservaban su costado clasicista y que la hizo reconocible con el paso del tiempo. Pero este cambio no resultó demasiado positivo y los precios de mercado así lo demuestran.

 

En 1961 fallece el barón Kuffner. Después de su muerte, Tamara realiza algunos viajes para instalarse por un tiempo en Houston, Texas, lugar de residencia de su hija Kizette retirándose casi por completo de su vida profesional.

 

Durante esta etapa, repinta algunos de sus trabajos anteriores, como es el caso del «Autorretrato en Bugatti», obra de la que existen tres versiones. El Art Decó resurge con interés en la década del sesenta, y gracias a ello, vende algunas obras.

 

En 1974 se traslada a Cuernavaca, México, falleciendo el 18 de marzo de 1980. Siguiendo sus deseos, sus cenizas fueron esparcidas sobre el volcán Popocatépetl.

 

Tamara de Lempicka enfrentó muchas críticas y prejuicios relacionados con su producción artística. Nadie tomaba muy en serio al Art Decó a nivel intelectual, ni los críticos, ni los historiadores de arte, ni los grandes museos. La gente con alto poder adquisitivo adoraba esta estética, pero muchos académicos la consideraban superficial.

 

De allí la valentía de Lempicka cuando citaba a sus grandes maestros. Ojos mirando hacia arriba tomados de Rubens, posturas imposibles y serpenteantes inspiradas en Courbet, superficies brillantes tomadas de las inmortales bañistas de Ingres.

 

Glamorosa, segura de sí misma y de carácter fuerte se declaró bisexual y retrató a varios y varias de sus amantes. En sus exposiciones realizadas en París y en Milán en los años veinte, siempre aparecían sus famosas «mujeres empoderadas». Fueron de alguna manera, una propia representación de la mujer que siempre buscó ser.

 

Como un ejemplo de su potente sexualidad tratada con audacia pero con gran refinamiento, citamos como ejemplo un extraordinario desnudo femenino titulado «Las dos amigas» que fue subastado en Sotheby´s New York en el año 2020, en 7.900.000 u$.

 

Sus cuadros no solo captaron la esencia del Art Déco, sino también el espíritu de una nueva era, en la que las mujeres buscaban su independencia y su revalorización.

Su tardío rescate comienza en la década del 70, impulsado por el galerista Alain Bondel. Hoy Lempicka suele ser reconocida como una gran artista del siglo XX y el gran impacto que produjo no solo alcanza al mundo del arte, sino también al de la moda resultando un tremendo desafío que cambió de manera significativa la mirada sobre la mujer.

 

Esta «Reina del Art Decó» logró hacerse un nombre en un mundo de hombres logrando ser una pionera y un prototipo de la mujer moderna. En síntesis, una mujer libre para cambiar, para moldearse a sí misma, para ser lo que quiere ser.


 

* Marzo de 2025. Especial para Hilario. Artes Letras Oficios


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