Desde el 25 de marzo, en el Museo Nacional de Bellas Artes, es posible recorrer El canon accidental, muestra que reúne a más de cuarenta creadoras olvidadas y más de noventa obras, muchas de ellas nunca vistas. El canon (limitada selección arbitraria de artistas modélicos) no es el resultado natural de la evaluación de la calidad artística. Por el contrario, es un producto de decisiones ancladas en una concepción patriarcal de la cultura que excluye sistemáticamente a las mujeres creadoras, que esta muestra pretende comenzar a reparar. Tanto el concepto como los integrantes del canon han sido profundamente cuestionados por la crítica feminista a la historia del arte: sus integrantes responden a una identificación de género precisa. Pero, el canon no es indiscutible: es político, cambiante y hasta caprichoso. En suma, es accidental. Y aspiramos a mostrarlo con la exposición de la producción de las mujeres.
El canon accidental presenta una amplia selección de obras ejecutadas por mujeres artistas en Argentina entre fines del siglo XIX y mediados del siglo XX. Busca examinar los caminos transitados por las mujeres en búsqueda de una identidad artística y de un medio de vida, mediante la visibilización de sus trayectorias y de su consagración en diversos ámbitos. El canon accidental incluye, por un lado, obras de artistas con presencia en los márgenes de la historia del arte y, por otro lado, de artistas hoy prácticamente desconocidas, pero cuya actividad les valió la admiración de sus contemporáneos. Todas ellas pasaron de estar en el centro de la actividad artística a ser, en el mejor de los casos, meras notas al pie de los relatos de la historia del arte.
La categoría de “mujeres artistas” ha sido justamente discutida a lo largo de décadas. Se suele decir que el arte no tiene género. Sin embargo, las prácticas concretas del arte y las elecciones estéticas han estado indisolublemente ligadas al género de las productoras, tanto en sus limitaciones como en sus posibilidades. Desde fines del siglo XIX, las mujeres se abrieron camino en el mercado laboral, en las universidades, en la política y en el arte. La segunda mitad del siglo pasado trajo nuevos e insospechados desafíos a las mujeres, artistas o no. Pero, esa es otra historia.
Esta exposición, inédita en la historia del Museo Nacional de Bellas Artes, aspira a cuestionar los relatos establecidos al resituar a las artistas en este espacio. Basada en una investigación cuidadosa, la muestra cuenta con una amplia selección de documentación que ilumina los aprendizajes, los trabajos, la visibilidad, la fortuna crítica y los testimonios en primera persona de estas pioneras del arte.
Georgina G. Gluzman