La colección de Bartolomé J. Ronco

La biblioteca del doctor Bartolomé J. Ronco, en lo que fuera su domicilio particular, hoy Casa Ronco, en San Martín 362, Azul.


8 de abril de 1945: Ronco inaugura el Museo Etnográfico en su ciudad.


Vista parcial del edificio con su entrada principal. Fotografía: Tato Soriano.


Sala Martín Fierro, en una antigua imagen.


Detalle de piezas del ajuar femenino mapuche. Fotografía: Tato Soriano.


La Pulpería, en el interior del Museo. Fotografía: Tato Soriano.


Guillermo Palombo

 

Miembro Emérito del Instituto Argentino de Historia Militar, integrante del Grupo de Trabajo de Historia Militar de la Academia Nacional de la Historia, Académico Correspondiente de la Academia Sanmartiniana y del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, ex presidente del Instituto de Estudios Iberoamericanos.

 

Su producción impresa sobre diversas disciplinas (libros, folletos, capítulos en obras colectivas, artículos en revistas especializadas y diarios) supera los 300 títulos. Acaba de presentar Uniformes del Ejército Argentino (Lilium Ediciones, Buenos Aires, 2023), un estudio de consulta ineludible sobre el tema. LEER MÁS


Por Guillermo Palombo *

El hombre

 

Bartolomé José Ronco nació en Buenos Aires el 7 de julio de 1881. Fueron sus padres Juan Ronco (oriundo de Génova, fallecido en 1902), comerciante afincado en el porteño barrio de San Telmo, y Manuela Díaz (fallecida en 1923). En 1903 se graduó de abogado en la Facultad de Derecho de Buenos Aires. Supo repartirse entre sus necesarias y absorbentes ocupaciones profesionales y sus inquietudes intelectuales. El 12 de noviembre de 1908 casó con María de las Nieves Clara Giménez, nacida en Azul el 2 de mayo de 1886, hija de Evaristo Giménez, español ganadero de la región, y de María Leontina Brital, francesa. Tuvieron una hija, Carlota Margarita, fallecida adolescente.  


Desde 1929 fue miembro correspondiente de la Junta de Historia y Numismática Americana (después Academia Nacional de la Historia), a la cual se incorporó el 17 de mayo de 1930, formó parte de la Sociedad Argentina de Escritores [1] y de la Sociedad Amigos de la Arqueología de Montevideo. En noviembre de 1947 fue designado delegado honorario de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos en la región centro y oeste de la provincia de Buenos Aires, con asiento en la ciudad de Azul, por la importancia de dicha región “en tradiciones históricas” [2]. Conocido en el ambiente cultural de su tiempo, tuvo trato asiduo con historiadores (Ricardo Levene, Ricardo Piccirilli, Enrique Udaondo, Ernesto Celesia), lexicógrafos (Amado Alonso, Eleuterio Tiscornia), diplomáticos (Alfonso Dánvila)[3], coleccionistas (Antonio Santamarina y Oliverio Girondo), literatos (Pablo Rojas Paz, Arturo Capdevila, Jorge Luis Borges, Eduardo Mallea, Rafael Alberti), antropólogos (Robert Lehmann-Nitsche, Enrique Palavecino), tradicionalistas (Martiniano Leguizamón, Félix San Martín)  y estudiosos de las etnias aborígenes (Juan Benigar) [4]. El poeta cubano Nicolás Guillén, que lo visitó en Azul en 1947,  lo recordaría en sus memorias como “hombre de mucho viaje y de mucha lectura”  [5]. Falleció en Azul el 6 de mayo de 1952 [6].


Su labor intelectual e institucional

 

Tras desempeñarse en Buenos Aires en el estudio jurídico del Dr. Francisco Crotto, desde 1905 fue secretario de la Cámara de Apelaciones del Departamento Judicial de la Costa Sud (Bahía Blanca), y uno de los fundadores del Colegio de Abogados local. En 1917 se radicó en Azul, donde fue la figura más destacada del foro local [7]. En 1941 se jubiló como abogado del Banco de la Nación Argentina, culminando el ciclo de su infatigable labor profesional.

 

Las inquietudes intelectuales e institucionales le venían de su padre, autor de artículos periodísticos, opúsculos y conferencias, precursor del descanso dominical y fundador de la primera academia mercantil nocturna porteña de carácter gratuito: la Sociedad Cosmopolita de Protección Mutua e Instrucción, establecida en la Capital Federal el 23 de julio de 1876, que desarrolló una intensa obra mutualista y una importante labor de cultura general en su sede propia de Chacabuco 1072, entre Humberto 1° y Carlos Calvo, donde también funcionaba una biblioteca a la que en 1924 le fue impuesto el nombre de «Juan Ronco», declarada pública [8], cuya comisión directiva en 1932 estaba integrada por  Beatriz y Juan Carlos Ronco, hermanos de Bartolomé  [9].

 

En Bahía Blanca dedicó mucho esfuerzo a la Biblioteca Popular «Bernardino Rivadavia» de esa ciudad, fundada por Juan Caronti. Germán García califica como revolucionario al período durante el cual Ronco ejerció su presidencia: «Este es, por cierto el más adecuado calificativo que merece el ejercicio de 1915. Hasta entonces, la Biblioteca había desarrollado su labor en forma modesta, sin salir de sus cuatro paredes como quien dice. Pero llegó el doctor Bartolomé J. Ronco y las cosas cambiaron: si los socios no venían solos, había que ir a buscarlos; si hacía falta plata para construir estanterías, comprar libros o hacer catálogos, se salía a la calle para sacársela a quienes podían darla. Se hizo una nueva clasificación e inventario de todo el material  bibliográfico, se catalogaron todas  las obras y hasta se pensó seriamente en abrir sucursales […] Hombre de un dinamismo extraordinario, el doctor Ronco imprimió a la biblioteca el sello de su propia personalidad, en sólo un año que pasó por ella. Personalmente conquistó nuevos asociados y se encargó de obtener importantes donaciones en efectivo. Por cierto que cuando de levantar un pagaré de la Asociación o de abonar cuentas se trataba, no recurría a buscar dinero donde no lo había: esperaba que un abogado tuviera buena regulación de honorarios y allí dirigía el pechazo. El medio no fallaba […]. En diciembre de 1915 el doctor Ronco terminó su mandato, ausentándose en seguida para Azul. El doctor Francisco Cervini fue designado presidente en su reemplazo» [10].

 

Fundada el 8 de mayo de 1892 como asociación civil autónoma, creada por la iniciativa de un grupo de vecinos que la dirigían y administraban, y con personería jurídica por decreto del año 1902, la Biblioteca Popular de Azul ofrecía el servicio de un espacio de consulta y lectura en forma amplia, libre y pluralista. Era una de las de la provincia de Buenos Aires que, desde su fundación, había tenido más suerte en las administraciones sucesivas ya que disponía de casa propia, circunstancia que la convertía en «un templo del libro», y no tardó en ser considerada de primera categoría por la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares. Ronco se incorporó a su comisión directiva en 1923 y el 15 de junio de 1930, la asamblea de socios lo eligió como presidente de la institución, cargo que mantuvo hasta su fallecimiento en mayo de 1952 [11]. Ronco impulsó las diversas secciones especiales de la Biblioteca Popular: infantil, carcelaria, hemeroteca, colección de artículos y recortes de escritores argentinos, colección de estampas, archivo cartográfico, museo etnográfico y archivo histórico. En agosto de 1948 organizó una exposición del material bibliográfico salido de las imprentas azuleñas: libros, folletos, diarios, y publicaciones periódicas [12].

 

El 11 de mayo de 1948 fue homenajeado en el moderno Cine Teatro San Martín por su obra de cultura realizada y con motivo de su reelección para el 10° período consecutivo en la presidencia de la Biblioteca Popular de Azul [13].


Creía en la dignificación de la mujer, en la protección de los niños desvalidos, en el valor de la educación (y por ello impulsó en Azul la creación de la Universidad Popular «José Hernández», para la enseñanza de oficios, que funcionó durante muchos años en el edificio de Bolívar entre Burgos y De Paula, ocupado actualmente por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Centro), en la difusión popular del libro a través de bibliotecas, y de las tradiciones a través de museos,  de una cultura al servicio de todos y no limitada a pequeños grupos con veleidades elitistas.  Fue además, director propietario de la revista Azul de ciencias y letras (1930-1931), hoy rara pieza de colección, que alcanzó a publicar once nutridos números [14].


Origen de su colección

 

El 19 de abril de 1930 Ronco escribió al coleccionista Carlos Guillermo Daws: «Ya le conocía de nombre a usted y también conocía su pasión por las cosas y costumbres criollas pues había leído los artículos aparecidos en las revistas Nativa y El Hogar. En este terreno, tiene usted en mí a un imitador, pues yo también he formado un museo de cosas que refieren a nuestras costumbres rurales y a nuestro pasado indígena» [15]. El 10 de septiembre de 1931 el matutino porteño La Prensa, en nota ilustrada con fotografías, informaba: «En sus viajes por las provincias y países limítrofes el vecino de Azul doctor Bartolomé J. Ronco ha reunido una variada e interesante colección de objetos de la más diversa índole, pero que se refieren todos a la etnografía de distantes regiones y pueblos de América. Esa colección será la base de un museo» [16].

Reflexionaba Walter Benjamin en sus Discursos interrumpidos que «los grandes coleccionistas se distinguen con frecuencia por la originalidad con que seleccionan sus objetos», y a fuer de verdad esa fue una característica distintiva de Ronco al formar su selecta colección que comprendía los rubros que paso a referir.

 

En el campo de la platería criolla, destacaban riendas, cabezadas y fiadores de Entre Ríos; frenos de piernas, de pontezuela de Azul, Olavarría y Entre Ríos (siglo XIX); cabezales para bastos; estribos (de Tres Arroyos y Rosario) de arco, de piquería, brasero y zapato, estriberas; yesqueros; mates (4 de Chile, 3 de San Luis, 2 de Buenos Aires, 2 de Mendoza, 2 de Tucumán y otros de  Córdoba, Salta, Jujuy, 2 de Tucumán, y otros de la provincia de Buenos Aires -Las Flores, Lobos, Azul-, Concordia y Bolivia); rastras y botones de Azul (tres con incrustaciones de oro), de Tandil, Saladillo, Bolívar, Neuquén, Santa Fe y Uruguay; empuñaduras y punteras  de vainas de facón, daga y cuchillos. Esto se completaba con mates de calabaza, estribos españoles (dos del siglo XVI, uno de bronce adquirido en Valdivia, Chile en 1925, otro de parrilla, de cobre, y otros del siglo XIX), ingleses, franceses, y también de suela (de Azul, de San Antonio de Areco y de Corrientes) de cajón o madera (mendocino y  chileno de Chillán) y de suela y de cuero de Salta; espuelas de hierro, de bronce y chilenas de plata y bronce, para mulas de San Luis, cinchas de hilo y cuero (de Rio Negro y de las sierras de San Luis), frenos de candado (de Concordia y Olavarría), un par de botas de potro auténticas, de Lobos, pertenecientes a un soldado de Rosas, adquiridas a su hija  en 1914, un mortero y mango de algarrobo de Yacanto (Córdoba). Armas blancas y de fuego a percusión y repetición, billetes, monedas, medallas y autógrafos. Aquí deben incluirse los dibujos y pinturas (temperas y acuarelas) de tema campero realizados por Evaristo Giménez (suegro de Ronco), expuestos en Azul los días 15 y 20 de marzo de 1948 [19] y también en la Galería Witcomb de Buenos Aires.

 

El material etnográfico incluía tres conjuntos de piezas: uno de alhajas pampas y mapuches de plata para uso femenino adquiridas en Temuco (Chile) en 1925 [17], otro de platería boliviana del siglo XVIII, y el tercero de textiles, que incluía dos genuinos ponchos pampas de Azul (uno de los cuales databa de 1878) una manta pampa del Rio Negro (1930), fajas mapuches chilenas, tobas, lenguas del Paraguay, catamarqueñas y santiagueñas.

 

También poseía una importante colección de porcelanas y cerámicas, que expuso públicamente en Azul el año 1938. La cerámica americana estaba representada por alfarerías del norte argentino, civilización diaguita, valle calchaquí  de Catamarca (la mayoría de las piezas , unas 70, antropomorfas y zoomorfas, habían pertenecido al abogado y arqueólogo aficionado Adán Quiroga), vasos de Nazca y Trujillo (Perú, civilización incaica), vasos y timbales de Tiahuanaco, cerámicas de procedencia indígena (mapuches, indios tobas, del norte paraguayo y de Brasil), cerámica popular (de Córdoba, Salta, Jujuy, Paraguay, el altiplano boliviano, y  de greda cocida de Neuquén). El resto eran porcelanas y lozas de manufactura española, francesa, inglesa, alemana, italiana, belga, austríaca, danesa, holandesa, tunecina, china y japonesa, de diversas épocas [18].


La Biblioteca


En su domicilio de San Martín 362 (Azul) ocupaba tres habitaciones y estaba dividida en tres secciones: la jurídica, la de historia y etnografía, y la de literatura y filosofía. Constaba en total de unos 10.200 volúmenes encuadernados, excluidos los folletos, de los que había tenido una gran colección que adquirió en 1930 en el remate de la que había pertenecido a Estanislao S. Zeballos, y donó gran parte de ella a la Biblioteca Nacional (los de carácter religioso, del siglo XIX y pertenecientes a diversos países de América) y el resto a la Biblioteca Popular de Azul, donde se conservan encuadernados.


La biblioteca de Ronco tuvo su origen en un conjunto de obras jurídicas y enciclopedias que le regaló su padre en su época de estudiante. Muchos de sus libros, fueron adquiridos por compra al librero Julio Suárez (dueño de la famosa librería «Cervantes», situada en Lavalle entre Florida y San Martín), el resto fue adquirido en distintas librerías de Buenos Aires y en remates de bibliotecas particulares [20]. En carta a Domingo Buonocore de 1946 expresó: «No tengo espíritu de coleccionista. Amo el libro por su contenido. Me atrae una edición de lujo pero no me seduce. Eso hace que nunca haya puesto mayor atención en lo que a la exterioridad bibliográfica se refiere» [21].


La sección jurídica, ocupaba una gran habitación a la derecha del zaguán de entrada, donde se alineaban unos 2.500 volúmenes, que después de su fallecimiento su viuda vendió al Colegio de Abogados de Azul (comprendía las series completas de fallos de la Corte Suprema de Justicia Nacional y Provincial y recopilaciones de leyes, antiguas y modernas). 


La sección de Historia y Etnografía estaba formada por aproximadamente 3.000 volúmenes, con abundancia de colecciones documentales, historias generales y los relatos de viajeros. En esta sección destacaban las obras sobre historia regional y sobre el indio y el gaucho.


En las secciones de Literatura y Filosofía se agrupaba el resto del material, destacándose una nutrido conjunto de importantes revistas argentinas y extranjeras. La sección de Literatura contenía, comprendía a su vez, los ejemplares del Martín Fierro y las obras que sobre el autor y al poema se refieren, y las de Cervantes. Todo esto se completaba con un archivo de recortes de diarios y periódicos, estampas, reproducciones facsimilares y demás motivos gráficos, tanto sobre Hernández como sobre Cervantes, material reunido y clasificado en carpetas-libro.


  Colección de Martin Fierro


Poseía casi todas las ediciones del poema, tanto las de la primera parte como las de la segunda y las de ambas en conjunto publicadas en nuestro país o en el extranjero. Contaba con un ejemplar de la príncipe de El gaucho Martín Fierro, publicado en Buenos Aires, por la imprenta de «La Pampa», el año 1872; perteneció a Estanislao Zeballos y contiene correcciones de puño y letra del autor. Llegó a su poder por compra que hizo el 18 de agosto de 1928 al señor Julio Suárez, propietario de la librería Cervantes, quien lo había adquirido de un hijo de su poseedor. Además de las correcciones hechas por Hernández en el texto, se advierten algunos signos taquigráficos que, seguramente, fueron trazados por el propio Hernández (sabido es que el poeta escribía taquigráficamente). De esta edición Ronco solamente conoció otros cuatro ejemplares, dos que se conservan en la Biblioteca Nacional, y los restantes en poder de Eleuterio Tiscornia y el de Guillermo Moores, respectivamente. En veinte años de búsquedas no logró ver ningún ejemplar de la tercera, cuarta, quinta y sexta edición de la primera parte. Antonio Santamarina le mostró una vez un ejemplar de la octava. Ronco poseyó la séptima, octava, novena, décima, undécima, y duodécima ediciones (con esta última terminaron las ediciones publicadas en vida del autor, las que siguieron son clandestinas y de ellas tuvo la 14ª. y la 15ª).

 

También poseía un ejemplar de la primera edición de la segunda parte (La vuelta de Martín Fierro) publicado en Buenos Aires por la Imprenta de Pablo E. Coni, el año 1879, que también perteneció a Zeballos y en el reverso de la portada y escrita por su autor se lee la siguiente dedicatoria: «Señor Dr. D. Estanislao Ceballos. Obsequio de su affmo. y antiguo amigo, J. Hernández». La dedicatoria está escrita en cuatro líneas. Por mucho que averiguó no llegó a su conocimiento la noticia de la existencia de otro. Tuvo, además varias ediciones de la segunda parte y todas las ediciones completas o fragmentarias posteriores a la muerte del autor y sus traducciones. 


En cuanto a los ejemplares de ambas ediciones príncipes, se encuentran todavía hoy en óptimas condiciones.

 

Los días 28, 29 y 30 de junio de 1931, de 17 a 20 horas Ronco expuso en Azul su colección, oportunidad en que fueron exhibidos libros, grabados, autógrafos, planchas de impresión, carátulas, mapas, retratos, juegos de naipes y objetos relacionados con nuestro poema nacional [22].


  Colección cervantina


En esta sección se encuentra la colección de obras de Cervantes o que sobre él tratan: un total de 1.000 volúmenes y folletos que incluyen 320 ediciones del Quijote, que arrancan del siglo XVII y comprende las conocidas de Amberes (1719), Ibarra (1780), Londres (1718), París (1836-37), Barcelona (1892). A juicio de su propietario, era lo más valioso de su biblioteca, que en 1932 expuso en Azul [23]. El 11 de abril de 1947 escribió al cervantista uruguayo Arturo Xalambrí: «Mi colección de obras de Cervantes consta de mil volúmenes aproximadamente, incluidas trescientas cincuenta ediciones del Quijote, entre las cuales tres españolas del siglo XVII, varias españolas, francesas, holandesas e italianas del Siglo XVIII, un mayor número del siglo XIX, otras tantas del siglo actual y todas las publicadas en la Argentina. La que más estimo es la primera edición española publicada en Londres por Tonson el año 1738. Es un ejemplar en perfectísimo estado, como no he visto otro en las colecciones que conozco. También aprecio mucho la publicada en dos tomos y en París con las láminas originarias de Gustavo Doré. He coleccionado también y conservo en ciento cincuenta carpetas, montados en cartulina, cuanto recorte de diarios y revistas he logrado, que se refieran a Cervantes, a sus obras o a temas relacionadas directa o indirectamente con uno y otras. También he coleccionado todas las láminas e ilustraciones del Quijote. A este respecto quien puede dar a Ud. noticias de mis colecciones es el dibujante Toño Salazar, que se domicilia en esa Ciudad en la calle Santiago de Chile n° 1060, y quien, por encargo de la editorial Losada, ilustrará una edición monumental del Quijote, la cual seguramente aparecerá dentro de uno a dos años, según las noticias que el señor Salazar me ha dado». Y el 15 de abril: «Por este mismo correo le envío el Catálogo de la Exposición Cervantes, realizada en esta ciudad el año 1932, por iniciativa de la Biblioteca Popular. Todo el material que figura en ese catálogo se encuentra hoy en mi Biblioteca, pero notablemente acrecido, pues, con posterioridad a la fecha de la aludida Exposición yo adquirí numerosas ediciones del Quijote y de otras obras de Cervantes en mi viaje por España, Francia e Italia».

 

Carlos Alberto Pueyrredon había reunido 400 diferentes ediciones del Quijote en su casa de avenida Las Heras 2525 (Buenos Aires). Ronco, sin llegar a ese número y calidad, fue reconocido como cervantista [24] por Juan Sedó Peris-Mencheta, quien el 14 de marzo de 1948, en su discurso de incorporación pública a la Academia de Buenas Letras de Barcelona, recordó: «Debo a mis buenos amigos don Arturo E. Xalambrí, de Montevideo, y don Carlos A. Pueyrredon, de Buenos Aires, el conocimiento de la existencia de esta colección cervantina [de Ronco], la cual consta, según me indican, de unos mil volúmenes en total, figurando en ella unas 350 ediciones del Quijote (3 del siglo XVII) en varios idiomas y una rica iconografía de la misma obra» [25].


Destino de la colección. El Museo Etnográfico de Azul y el legado de su Biblioteca particular


En abril de 1940, Ronco presentó a la Biblioteca Popular que presidía, su proyecto para instalar un museo público que custodiara materiales relacionados con la historia, el folklore, la industria y el comercio de Azul y su zona, con la denominación de «Enrique Squirru» que fue aprobado el 1° de octubre. En la oportunidad, se decidió la adquisición del inmueble ubicado en San Martín y Alvear (hoy Bartolomé J. Ronco), que data de 1854, resolviéndose que lo administrara una comisión de la Biblioteca. El 23 de octubre escribió a su amigo el conocido jurista Antonio Aztiria, las dificultades que su proyectado museo debía afrontar: «Aquí me tienes en la nueva empresa de instalar un Museo Público, y supongo ya habrás recibido la nota circular que se ha enviado a todos los azuleños residentes en la Capital Federal. No se me oculta la enorme suma de egoísmos y prevenciones que tendré que vencer; pero, saldré a la orilla, y el amigo muerto [Enrique Squirru] tendrá el modesto homenaje que merece. Por simpatía a todos los que mal me quieren, quiero llevar a las gentes de este lugar el concepto de que la muerte no debe ser un hecho definitivo y que, más allá de hombre desaparecido, debe quedar la gratitud mostrada. La casa está comprada; Dios dirá ahora como la pago. Seis mil pesos cuesta la casa y calculo otro tanto para las nuevas construcciones; pero el Museo se abrirá, aunque los acreedores sean sus primeros visitantes y aunque se produzca el duro trance de la llegada de un alguacil con un mandamiento de embargo. […] Todo cuando tengo en casa, como para figurar en museo –excluido yo- irá a parar al Museo. Ya va llegando el tiempo de ir desprendiéndose de las cosas; porque es más amable que uno les de destino y no los corchetes judiciales. Me será muy curioso percibir la actitud que asumen algunos amigos de Squirru. La primera donación recibida ha sido la de Alfredo Fortabat. Envió un cheque por $ 100. En la puerta de entrada del Museo haré colocar una placa de bronce con la leyenda del museo, el nombre Enrique Squirru y el retrato de éste. Los diarios locales comentan bien la iniciativa y esto ayuda mucho porque crea ambiente favorable».

 

En mayo de 1944, ofreció a la Biblioteca Popular, con destino al Museo, todo el material etnográfico y arqueológico que constituía su colección particular, y el mobiliario en que se encontraba expuesto, que él mismo había construido en su taller de carpintería ubicado en la cochera de su casa. El 22 de marzo de 1945 se firmó la escritura de compraventa del antiguo edificio situado en la intersección de las calles San Martín y Alvear, adquirido por suscripción popular. Compuesto por dos cuerpos, el primero de ellos, que forma la esquina aludida, es la construcción de material más antigua de Azul pues data del año 1856; el segundo fue construido para ampliar al anterior y adecuarlo a su destino, sobre planos realizados por el arquitecto Blas D´Hers [26]. 

 

Coronación de esfuerzos, el 8 de abril de 1945 el Museo Etnográfico, con sus tres salas («Martín Fierro», «José Hernández», y «Sargento Cruz») fue abierto al público, oportunidad en que Ronco pronunció un emotivo discurso [27]. El Archivo Histórico comprende millares de documentos relacionados con la Historia de Azul, parte de los que se conservaban en el archivo del Juzgado de Paz local; muchos de ellos de la época de Rosas y del Estado de Buenos Aires.


Piezas de platería pampa exhibidas en una vitrina del Museo. Fotografía: Tato Soriano.


El Museo, que funcionaba en local propio, no dependía de la Municipalidad local ni de institución oficial alguna, así como tampoco se encontraba subvencionado por el Gobierno de la Nación o por el de la Provincia. Sostenía su presupuesto con recursos de la Biblioteca Popular.


Apenas habían pasado cincuenta días de su fallecimiento, y el 24 de junio  de 1952 su viuda escribía al cervantista uruguayo Arturo Xalambrí: «Aquí, estoy rodeada de sus miles de libros, de sus Quijotes que tanto quería, muchas veces me decía: ¡Santa (así me dicen), mis libros, mis libros!». 


A tres años de su desaparición, su biblioteca fue calificada como «especializada en literatura gauchesca, folklore e historia regional correspondiente a la ciudad del Azul y zona tributaria.  Posee colecciones muy completas de ediciones de Martín Fierro y El Quijote. Fallecido hace muy poco –el 6 de mayo de 1952- la colección que fue de su propiedad se halla en poder de su esposa, doña Nieves Giménez, San Martín 362, Azul, provincia de Buenos Aires», y se la consideraba entre las 80 de carácter privado más importantes de la Argentina [28].


En la carta a Domingo Buonocore de 1946 que antes he citado, Ronco expresó en vida su manifestación de última voluntad sobre el destino final de sus libros: de poder conseguir un nuevo y más amplio edificio para la Biblioteca Popular de Azul (lo que pese a sus denodados esfuerzos no pudo lograr) le donaría todos los materiales de estudio de su biblioteca particular. Esto se materializó recién 1984 al fallecer su viuda, y conocerse el legado testamentario de su casa y todo lo en ella existente, que pasó a integrar los fondos de la Biblioteca Popular de Azul «Dr. Bartolomé J. Ronco», conservándose en la actualidad en su casona particular.


Notas

1. Guillermo Palombo, «Bartolomé J. Ronco y la Sociedad Argentina de Escritores (SADE)», en Pregón. Diario Regional de la Tarde, núm. 19.093, Azul, 14 de mayo de 2021, p. 5.

2. Boletín de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos, año X, núm. 10, Buenos Aires, 1948, p. 437.

3. Guillermo Palombo, «Presencia de Alfonso Dánvila, embajador de España, en la exposición “Cervantes” (Azul, 1932)», en Pregón. Diario Regional de la Tarde, núm. 18.978, Azul, 30 de noviembre de 2020, pp. 4-5.

4. Guillermo Palombo, «Juan Benigar (el solitario de Peñas Blancas) y Bartolomé J. Ronco. Sincronías y afinidades», en Pregón. Diario Regional de la Tarde, núm. 18.985, Azul, 10 de diciembre de 2020, pp. 4-5.

5. Guillermo Palombo: «Bartolomé Ronco, un volumen con dos poemarios de Martí obsequiado a Estanislao Zeballos y la presencia en Azul (1947) del poeta cubano Nicolás Guillén», en Pregón. Diario Regional de la Tarde, núm. 18.080, Azul, 12 de noviembre de 2016, pp. 6 y 7.

6. “Bartolomé J. Ronco. Efectuóse su sepelio en Azul”, en La Nación, núm. 29.026, Buenos Aires, viernes 6 de mayo de 1952, sec. Información general, p. 2, col. 6.

7. Guillermo Palombo, «Un olvidado jurista azuleño. Bartolomé J. Ronco (1881-1952) y los abogados de su tiempo», en Pregón. Diario Regional de la Tarde, núm. 18.281, Azul, 29 de agosto de 2017, pp. 5-9; y «Bartolomé J. Ronco, Tomás Jofré y el Código Procesal Penal de 1915 para la provincia de Buenos Aires.  El resguardo de las garantías y la eficacia del Proceso Penal» en ibidem, núm. 18.712, Azul, 29 de agosto de 2019, pp. 6-9.

8. Juan Ronco (In Memoriam). Homenaje de la Sociedad Cosmopolita de Protección e Instrucción Pública. Noviembre de 1925, Buenos Aires, Ediciones de la Biblioteca Juan Ronco, Volumen 1°, Imprenta A. Pedemonte, 1925, pp. 12-13.

9. «Sociedad Cosmopolita de protección mutua e instrucción», en La Prensa, año LXIV, núm. 22.917, Buenos Aires, jueves 24 de noviembre de 1932, 2ª. sección, p. 2, ilustrado con fotografías.

10. Germán García, La Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia. Cien años de historia. 1882-1982, Bahía Blanca, Asociación Bernardino Rivadavia, 1982, pp. 48 y 49.

11. Guillermo Palombo, «Bartolomé J. Ronco y su gestión al frente de la Biblioteca Popular de Azul (1930-1950)», en Pregón. Diario Regional de la Tarde, núm. 18.933, Azul, 23 de septiembre de 2020, pp. 4-5.

12. Biblioteca Popular de Azul y Centro Cultural Horizontes, La Imprenta de Azul. Exposición de libros, folletos, hojas sueltas, dibujos y carteles impresos en Azul desde el año 1872 hasta el 31 de agosto de 1948, Azul, s/e, 1948.

13. Ricardo Piccirilli, «Bartolomé J. Ronco. Su obra de historiador, filólogo y bibliógrafo», en Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Vol. XXIII, Buenos Aires, 1949, sec. Homenajes tributados a miembros de la Academia. «Homenaje al académico correspondiente Dr, Bartolomé J. Ronco, Celebrado en la ciudad del Azul, el 11 de mayo de 1948», en ibídem, pp. [261]-275; “Discurso del Dr. Bartolomé J, Ronco”, en ibidem pp. [276]-279. Ver también «Le fue tributado un significativo homenaje al doctor Bartolomé. J. Ronco en la ciudad de Azul», en Nativa, Año 25, núm. 293, Buenos Aires, 25 de mayo de 1948, p. 25; y «Dr. Bartolomé. J. Ronco», en Nativa, Año 25, núm. 300, del 31 de diciembre de 1948.

14. Guillermo Palombo, «Bartolomé J. Ronco y la revista Azul (1930-1931)», en Pregón. Diario Regional de la Tarde. Suplemento Aniversario, Azul, Octubre 2019, pp. 8-12.

15. Guillermo Palombo, «Bartolomé J. Ronco y Carlos G. Daws», en Pregón. Diario Regional de la Tarde, núm. 18.965, Azul, 10 de noviembre de 2020, p. 4.

16. “Museo Etnográfico de Azul”, en La Prensa, núm. 22.478, Buenos Aires, jueves 10 de septiembre de 1931, sección 2ª., p.  7.

17. Guillermo Palombo, «Alhajas de plata y adornos femeninos usados en la tribu pampa (lelfunche) de Catriel. Guía descriptiva sobre el uso de las alhajas mapuches existentes en el Museo Etnográfico de Azul”, en Suplemento Especial. Historia y conceptos de la Platería Pampa. Agosto 2017. Suplemento de Pregón, Diario Regional de la Tarde, Azul, agosto de 2017.

18. Biblioteca Popular de Azul, Muestra de Cerámica, Homenaje a Reinaldo G. Marín. Catálogo, Azul, Imprenta Placente y Dupuy, 1938.

19. Agrupación Artística Maná, Azul de antaño. Exposición de pinturas y dibujos de Evaristo Giménez. Catálogo ilustrado, Azul, Imprenta Dupuy, 1948.

20. Guillermo Palombo, «Bartolomé J. Ronco y los ex libris de su Biblioteca», en Fragmentos sobre la historia de la fundación de Azul, Suplemento Especial. 187 Aniversario de la Fundación de la ciudad de Azul. Diciembre 2019. Suplemento de Pregón. Diario Regional de la Tarde, Azul, diciembre 2019, pp. 5-7.

21. Guillermo Palombo, «Bartolomé J. Ronco, el coleccionismo y la bibliofilia”, en Pregón. Diario Regional de la Tarde, núm. 18.996, Azul, 30 de diciembre de 2020, «Suplemento Aniversario de la Ciudad de Azul, Azul Diciembre 2020, pp. 2-8.

22. Biblioteca Popular de Azul, «Exposición Martín Fierro. Catálogo». Azul, Imprenta Placente y Dupuy, 1931. La catalogación completa y actual de la colección en Alejandro E. Parada, Martín Fierro en Azul. Catálogo de la colección martinfierrista de Bartolomé J. Ronco, Buenos Aires, Academia Argentina de Letras, 2012 (Serie Prácticas y Representaciones Bibliográficas, vol. 6).

23. Biblioteca Popular de Azul, «Catálogo de la Exposición “Cervantes”». Azul, Talleres Gráficos de Placente y Dupuy, 1932. La catalogación completa y actual de la colección en María Mercedes Rodríguez Temperley, La colección cervantina de Bartolomé J. Ronco (Azul, Pcia. de Buenos Aires, Argentina). Estudio y catalogación analítico-descriptiva, Buenos Aires, Universidad Nacional de Lomas de Zamora /IIBICRIT (SECRIT)-CONICET, 2021.

24. Guillermo Palombo, «Bartolomé J. Ronco: un cervantista en la tierra de Martín Fierro. Don Quijote y los ideales democráticos» en El Tradicional, Buenos Aires, 2011, pp. 31-33; “Bartolomé J. Ronco y los cervantistas de su tiempo”, en Pregón, Diario Regional de la Tarde, núm. 17.434, Azul, 5 de noviembre de 2014, Suplemento Especial Revalorizando el espíritu de El Quijote, pp. 9-12; y «Bartolomé J. Ronco y su Lexicogenia Cervantina», en Pregón, Diario Regional de la Tarde, núm. 18.533, Azul, 24 de octubre de 2018, p. 4.

25. Juan Sedó Peris-Mencheta, Contribución a la historia del coleccionismo cervantino y caballeresco. Discurso leído el día 14 de marzo de 1948 en la recepción pública de don (…) y la contestación del académico numerario Don Martín de Riquer, Barcelona Academia de Buenas Letras de Barcelona, Talleres de la S. A. Horta de I. y E., 1948, p. 103.

26. Guillermo Palombo, «El Museo Etnográfico y Archivo Histórico de Azul», en Pregón Diario Regional de la Tarde, núm. 18.641, Azul, 7 de mayo de 2019, pp. 3 y 4; y «Presencia del estilo neocolonial en el edificio del Museo Etnográfico de Azul, en Pregón, n. 19.076, Azul, 18 de mayo de 2021, pp. 4 y 5.

27. «En Azul fue inaugurado el Museo Etnográfico y Archivo Histórico, Enrique Squirru», en La Nación, núm. 26.518, Buenos Aires, domingo 15 de abril de 1945, 3ª. sección, p. 2, grabados

28. República Argentina, Ministerio de Educación, Dirección General de Cultura, Comisión Protectora de Bibliotecas Populares, Guía de Bibliotecas Argentinas, vol. II, Buenos Aires, 1955, pp. 479 y 487. Ejemplar de mi biblioteca. La edición de esta valiosa guía en dos gruesos volúmenes no llegó a distribuirse por cuanto fue completamente incinerada por orden de las autoridades surgidas de la Revolución Libertadora, de allí que solamente se conozcan unos pocos ejemplares, que por distintos motivos fueron retirados antes de la referida destrucción.


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