De la cocina a la vitrina, la pasión de coleccionar cuchillas y una marca infrecuente

Cuchilla de intenso uso, marca “R & W”, con su filo panzudo.

Traducción del pasaporte alemán de Henry Wartenberg emitido en Buenos Aires.


Guido Chester


Guido Chester nació en Buenos Aires en 1956. Abogado (UNNE), Master en Ciencias Sociales (FLACSO) y Doctor en Historia (UTDT). Desde hace décadas se interesa por los cuchillos de todo tipo, en especial los criollos, y su historia. Es autor de libros sobre diversos temas, incluyendo novelas de ficción. Su obra más difundida es Cuchillos Argentinos: Plateros y Marcas y la más reciente, AMIA: la ciudadanía cuestionada. Reside en Buenos Aires.


Por Alberto Guido Chester*

“R & W”, de Rueda y Wartenberg, ¿Una de las primeras fábricas industriales de cuchillos en Argentina? [1]

 

Esta reseña histórica sobre la marca R & W se inicia con dos comentarios de colegas investigadores. Por un lado, Marcelo Miñones -de Esperanza, provincia de Santa Fe-, un joven apasionado de las cuchillas y chairas, y por otro, Santiago Fiorito, un abogado con enormes lecturas sobre cuchillos. El primero había notado que en el Anuario Kraft de 1942 aparecía la firma Rueda y Wartenberg como fabricante de cuchillos. Estaba ubicada en América 268 de Villa Ballester (provincia de Buenos Aires), una ciudad que supo recibir una importante inmigración alemana, referencia que coincide con el origen del apellido Wartenberg. El segundo, Santiago, me alentó a investigarla, argumentando que podría ser aún más antigua que La Movediza, la firma de Tandil cuya marca persiste hasta nuestros días y es reconocida como la que inició la producción cuchillera argentina, además de haber sido el semillero de múltiples talleres de cuchillos que han dado a esta ciudad el sobrenombre de «la Solingen de Argentina».


Hasta ahora, los cuños R & W se limitaban, en nuestro conocimiento, a tres ejemplares de cuchillas, ninguno de ellos con sus cabos originales. [2]


  

Detalle de sendas marcas en dos de las hojas; en una precedida con la leyenda «Acero Súper / Industria Argentina» y en la otra «Acero sueco / Garantido». Siempre con el monograma de la firma -R & W- en el centro.


Por el estilo de las hojas -ilustramos este artículo con tres fotografías; una que muestra un ejemplar en toda su extensión y las dos restantes, que se detienen en los cuños-, se trata de cuchillas. Definimos como cuchillas de carnicería, saladero o de cocina, a hojas integrales de hasta 30 cm de largo, unos 3 mm de espesor, hasta 5 cm de ancho y forma, usualmente panzona que marca una diferencia con el cuchillo criollo cuya hoja es triangular, tienen botón y espiga. La cuchilla es integral, de una sola pieza y su cabo se forma con dos cachas de madera, unidas por remaches. Como toda definición, esta es arbitraria y, desde ya, recibiremos con entusiasmo las que nos quiera proponer el lector.


Un aspecto de la cuchilla es que puede ser fabricada sin necesidad de forjar la pieza, aunque haya cuchillas forjadas desde hace siglos. Pero una plancha de acero puede ser troquelada o estampada con mayor economía que una forjada, y en su proceso de producción luego se efectuará el desbaste y la colocación de las cachas para dar por concluido el producto. Su menor espesor da una herramienta económica, resistente y de gran tamaño, apta para faena, desposte y troceo de grandes animales como los vacunos de nuestra pampa.


Las inscripciones acuñadas en las hojas testimonian el uso de estas fórmulas publicitarias -indicadas en las fotografías reproducidas-, las más utilizadas en los inicios del siglo XX para asegurar la calidad de los productos.


¿Por qué es importante la historia de vida de Ana María Rueda y Enrique Wartenberg?


Sus biografías -y en especial, la del alemán Wartenberg-, reflejan ciertos fenómenos muy representativos de nuestro país: la inmigración europea, la integración de diferentes comunidades, la creación de una industria argentina liviana que sustituyera las importaciones de los países desarrollados y, finalmente, la movilidad social que era típica de la Argentina de mediados del siglo XX.


Henry Wartenberg -nacido en Hamburgo, Alemania el 11 de julio de 1909- apenas veinteañero emigró hacia Chile junto a dos hermanos, como ya lo habían hecho millones de europeos venidos a “hacer la América”. Aparentemente, sus dos hermanos se afincaron en Chile, en tanto que Henry buscó mejor suerte en Perú, Bolivia y finalmente se desplazó hacia la Argentina, caminando por la frontera de La Quiaca.


El pasaporte alemán de Henry, emitido en Lima en 1932, da cuenta del cruce de Bolivia a Argentina; como profesión, indica comerciante. Ya en el nuevo pasaporte que en 1936 le entregara la Embajada de Alemania en Buenos Aires, se identifica como “fabricante de cuchillos”.  Téngase en cuenta que la fundación de La Movediza se produjo en febrero de 1942, y se trata del primer antecedente de una fábrica de cuchillos industriales del que tenemos información. [3] 


El pasaporte de Henry Warsenberg y sus distintos cruces fronterizos desde que lo emitiera en Lima, Perú, en 1932.


Instalado en Argentina más precisamente en la localidad de Villa Ballester, en mayo de 1940 Wartenberg se casó con Ana María Rueda, a quien apodaban Lili. De esa unión matrimonial surgió la marca R & W en su taller de cuchillos. Es muy probable que ambos acontecimientos -su matrimonio y la fabricación de cuchillos con la marca registrada incluyendo las iniciales de ambos cónyuges- hayan sucedido en un breve lapso de tiempo; al menos así lo disponían las normas sociales de la época: primero el enlace matrimonial y después, la sociedad empresarial. Y tengamos en cuenta que su publicidad ya aparece en la Guía Kraft de 1942, para entonces instalados y operando.


Lo cierto es que, unos años más tarde, Don Enrique (como era llamado usualmente) se separó de Lili. La familia Wartenberg usa el término “divorcio” lo que nos hace pensar que acudieron a la ley de divorcio que estuvo vigente en nuestro país por muy escaso tiempo en la década de 1950. Años más tarde se casó con Irma e instalado en Trelew, provincia de Chubut, continuó vinculado a su oficio. En 1957, nacía Industrias Australes S. A. en dicha ciudad [4], fundada por Plate y Cía., uno de los representantes de la fábrica sueca Eskilstuna en Argentina, más adelante devenida en fabricante de esos productos desde la calle Colombia 460, en Trelew, con la actuación protagónica de Henry Wartenberg. 


Según nos cuenta con detalles su nieto, el destacado fotógrafo argentino Henry Von Wartenberg [5], su abuelo e Irma se instalaron en una casa dentro de la misma fábrica, donde Don Enrique, que era el fundador de la planta, ocupaba el cargo de director general y también socio accionista de la empresa Industrias Australes. Henry (nieto) nos cuenta que visitaba a su abuelo por largas temporadas en las vacaciones de verano e invierno y que el patio de juegos era la fábrica misma. La relación con el abuelo y su esposa era muy cercana, más teniendo en cuenta que el hijo de Don Enrique y padre de quien nos ha guiado con sus recuerdos sobre esta, su historia familiar, había fallecido en un accidente de aviación en Trelew cuando él tenía tan solo cinco años.


Don Enrique, su esposa Irma y su nieto Henry celebrando su séptimo cumpleaños en la casa dentro de la fábrica de Trelew, en 1974.


Aquel pionero en la fabricación industrial de cuchillos y cuchillas, continuó en sus funciones como director de Industrias Australes hasta su fallecimiento el 20 de mayo de 1981.


Una vieja fotografía muestra parte del patio interno de la fábrica en Trelew, durante un asado con el personal. La mesa se encuentra ubicada en paralelo a la calle Colombia y al fondo puede verse el corredor por donde era ingresado el acero para fabricar cuchillos; llegaba en camiones que entraban de culata. Posteriormente, la descarga fue automatizada mediante una grúa que corría por cabreadas.


Debemos recordar que las autoridades de Industrias Australes S. A., de Trelew, fabricante de los famosos cuchillos Eskilstuna han sido siempre reacias a proporcionar información sobre la historia de la fábrica y su relación con la marca sueca de donde tomaron la marca. De lo que resulta que la reconstrucción histórica sobre esta firma ha sido obtenida a partir de nuestras investigaciones en archivos suecos y, en este caso, por relatos de un testigo. Además, durante el curso de otra investigación que tenemos en curso, hemos tomado conocimiento que, cuando la fábrica Biselcorte de Ezpeleta (Provincia de Buenos Aires) fue rematada por quiebra, parte de la maquinaria fue adquirida por Industrias Australes. [6]


En conclusión, estamos frente a una biografía que resume buena parte de la historia de nuestro país en el siglo XX. Un inmigrante alemán que busca su futuro económico en América, su matrimonio con una descendiente de españoles, la fundación de una pequeña fábrica o taller para sustituir las importaciones que cada vez eran más difíciles de realizar (por la crisis del 30 y la Segunda Guerra Mundial), la fundación de una fábrica metalúrgica en el remoto Trelew, con licencia de un gran fabricante sueco, la sabiduría técnica que aportaban los inmigrantes a nuestro país y, finalmente,  la argentinización de esa fábrica con capitales y mano de obra nacionales.


Rueda y Wartenberg y sus cuchillos nos dejan un grato recuerdo sobre los inicios y hasta sobre las épocas doradas de la pequeña industria nacional.  


Finalmente, para aquellos lectores que hoy no puedan dimensionar cuánto afectaba en la vida diaria la escasez de productos importados, publicamos una pintoresca foto de 1944 en que se ve un colectivo porteño funcionando sobre las vías del tranvía por falta de neumáticos. 



Notas:

1. Este artículo es un adelanto del libro que Guido Chester y Marcelo Miñones están preparando sobre las cuchillas de producción nacional.

2. Agradecemos al grupo Cuchillos y Cuños de Facebook, a Darío Urruty de Tierra del Fuego y a Fernando Vázquez de San Javier por las fotos.

3. Sobre el origen de La Movediza, sugerimos leer el artículo de Christian Ochoa en el libro Cuchillos Argentinos: plateros y marcas, de Chester y Celestino. En la Guía Kraft de 1942, también encontramos la publicidad de Canale Hnos, fabricante de cuchillas para saladero, sobre la cual estamos trabajando.

4. Sobre los orígenes de esta firma y la fabricación nacional de cuchillos marca Eskilstuna, sugerimos leer el artículo correspondiente en el libro Cuchillos Argentinos: plateros y marcas de Chester y Celestino.

5. Gran parte de la información reunida en este artículo ha sido proporcionada por Henry Von Wartenberg a quien agradecemos especialmente.

6. Información obtenida por Marcelo Miñones en el curso de una investigación sobre cuchillas de fabricación nacional que se publicará en breve. La otra parte de las maquinarias fue adquirida por Boker Argentina que inició sus actividades en ese mismo local de Ezpeleta (PBA).


* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios



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